Jesús predijo en la Ultima Cena el
abandono y reagrupamiento de los discípulos en Galilea (27,31-32). El ángel y
el mismo Jesús ordenan a los discípulos reunirse en Galilea (28,7.10). Aquí
tiene lugar la aparición de Jesús, que se desarrolla en un contexto de libertad
(unos adoran, otros dudan). Jesús declara que ha recibido la plenitud del poder
salvador. Por ello los envía en misión, para hacer actual en los hombres este
poder. El modo concreto será hacerlos "discípulos" que comparten las enseñanzas y vida de Jesús.
Para ello deberán bautizar-incorporar al Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El grupo que comparte la vida trinitaria deberá vivir de acuerdo con esta vida, según enseñó Jesús. Para hacer posible este mandato Jesús resucitado estará dinámicamente presente en la Iglesia, como “Emmanuel”, hasta el final de la historia.
El grupo que comparte la vida trinitaria deberá vivir de acuerdo con esta vida, según enseñó Jesús. Para hacer posible este mandato Jesús resucitado estará dinámicamente presente en la Iglesia, como “Emmanuel”, hasta el final de la historia.
Lo fundamental de lo
que dice Jesús es el encargo que confía a los discípulos de hacer asimismo
discípulos a todos los pueblos. Ahora debe estar abierto a todo aquello para lo
que fueron elegidos. No se exceptúa ningún pueblo, ni siquiera el obstinado
pueblo de Israel. Eso debe suceder de una doble manera, por medio del bautismo
y de la enseñanza. Es raro que no se nombren a la inversa estas dos maneras.
Para poder bautizarse primero se tiene que creer. Pero aquí debe decirse que el
bautismo solo no basta, aunque sea fundamental para la vida del discípulo. El
bautismo tiene que acreditarse en la vida según la enseñanza del Maestro. Las
dos cosas juntas producirán discípulos que merezcan este nombre...
El bautismo debe
efectuarse en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. No será un
bautismo penitencial para perdón de los pecados, como el de Juan el Bautista
(3,6.11). Tampoco será el bautismo de muerte, al que Jesús tenía que someterse
en representación de la humanidad (Mc 10,38s). Este bautismo será un bautismo
para la vida con Dios. Se invoca sobre el bautizado el nombre del Padre y por
consiguiente este nombre ya realiza de antemano aquello de lo que se hace
definitiva donación al fin del mundo, es decir, el obsequio de la filiación de
Dios: «Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios»
(5,9). En el bautismo deben llegar a ser hijos del Padre, y deben vivir como
hijos, tal como lo quiere el Padre. «Así seréis hijos de vuestro Padre que está
en los cielos, el cual hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la
lluvia sobre justos e injustos» (5,45).Y resumiendo: «Sed, pues, perfectos,
como perfecto es vuestro Padre celestial» (5,48). Sobre el bautizado se invoca
el nombre del Hijo y se establece la unidad de vida con el Hijo. Desde este día
en adelante tendrá validez que el que hace una obra buena a uno de sus hermanos
más pequeños, lo hace al mismo Jesús. Porque el más pequeño también es hermano entre
los hermanos en el mismo Hijo Jesucristo. Especialmente de los apóstoles se
podrá decir: «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien a mí me recibe,
recibe a aquel que me envió» (10,40). En el juicio Jesús se declarará en favor
de los que se han declarado en favor de él, y negará a los que le han negado
(cf. 10,32s). El que por amor ha alimentado a un hambriento, ha dado de beber a
un sediento, ha vestido a un desnudo, ha visitado a un enfermo o preso, en el
juicio experimentará que todo eso fue hecho a Jesús (25,40). Porque Jesús se
hizo hermano de todos, y todos han participado en su filiación... (cf. Gal
4,6s).
Los discípulos tienen
en Jesús un poderoso protector. “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
final de los tiempos”. La mirada está dirigida a la amplitud y lejanía de un
largo tiempo. Solamente tiene su horizonte allí donde la era actual queda
relevada por la venidera. Antes que el Hijo del hombre se manifieste como juez,
estará con sus discípulos y sostendrá su actuación. Jesús está presente entre
ellos de un modo espiritual y eficiente. No solamente cuando están reunidos
alrededor de la mesa y piensan en la muerte de Jesús y comen el santo manjar,
sino siempre y en todas partes. La nueva comunidad de la salvación no solamente
se declara por doquier partidaria del único Señor, sino que lo tiene en medio
de ella. (El Evangelio Según San Mateo,
Trilling, Wolfang, pag 352-354).
ACTUALIZACIÓN
Tres puntos nos dejó el Señor Jesús
antes de su Ascensión. No solamente era para los once discípulos, sino para
todos los creyentes. No somos cristianos si por no cumplimos con el mandato de
Jesús.
En primer lugar dijo “Vayan y hagan discípulos entre
todos los pueblos”. El llamado es a esparcir la fragancia del Evangelio por
doquier. En segundo lugar les dijo a los discípulos que bautizaran en el
“nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”. Hoy el sacramento del
Bautismo ha caído en una especie de requisito obligatorio en la sociedad, no es
visto como un don de Dios, donde a través de él se hace hijo de Dios. Hay que
recatar la belleza y el significado del Bautismo, para ello los obispos y
sacerdotes deben prestar su total atención, y también deje de ser visto como
una entrada de dinero a la Iglesia.
Por último el Señor les dijo:
“Enséñenles a cumplir todo lo que he mandato”, hay que hablar de Dios a tiempo
y destiempo, su mensaje debe llegar a los cuatro puntos cardinales, de lo
contrario le hemos fallado.
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