El
evangelista Mateo nos dice que Jesús nació en “Belén de Judea” (Βηθλέεμ τῆς Ἰουδαίας gr.Bethléem tes loudaías).
Había una Belén en Galilea a unos once kilómetros al nordeste de Nazaret
(Josefo, Antigüedades XIX. 15).
Esta
Belén (casa de pan es el significado del nombre) de Judá fue la escena de la
vida de Rut con Booz (Rut 1,1ss.; Mt 1,5) y el hogar de David, y allí fue
ungido rey por Samuel (1 S 17,12). La ciudad vino a ser llamada la ciudad de
David (Lc 2,11). El tiempo del nacimiento fue en el reinado de Herodes (Mt 1,1)
cuyo lapso duró del 37 al 4
antes de Cristo.
Unos “magos de oriente” (μάγοι ἀπὸ ἀνατολῶν gr. magoi
apo anatolon) se presentaron en Jerusalén y preguntaban: “Donde está el rey de
los judíos que acaba de nacer”. La palabra “mago” parece derivarse de la forma
persa “maga,” don, que es la revelación del Sabio del Señor, anunciada
primeramente a Zoroastro. Aparecen en su primera época como una casta
sacerdotal de Media y Persia. En una segunda época tardía, después de la
conquista de Babilonia, degeneraron y pasaron a ser nigromantes y astrólogos en
el sentido peyorativo. San Jerónimo dice, “La costumbre y lenguaje popular toma
los magos por gente maléfica.” Los magos que aquí presenta el evangelio
aparecen como personajes importantes y hombres dedicados al estudio,
principalmente de los astros. No eran, por tanto, reyes. Ni por su nombre, ni
por su origen, ni por el modo como Herodes los recibe y marchan a Belén. El
llamarles así nace por influencia del Salmo 72, en que se dice que “los reyes
de Tarsis y de las islas le ofrecían dones (al Mesías).”
Los magos dicen que ellos han “visto” (εἴδομεν) su
“estrella” (ἀστέρα gr. astera) y han venido a “adorarle”(προσκυνῆσαι
gr. proskunesai del verbo proskunéo. La misma palabra “proskunesai” se
encuentra también en 3 pasajes en el Nt,
en Mt 2,2 y en Apocalipsis 19,10; 22,8. La palabra “adorar” significa
inclinarse para besar las manos o pies, es postrarse). Al oír el rey Herodes este se “sobresaltó” (ἐταράχθη
gr. “etarachthe” del verbo “tarásso” que traduce por agitar, alborotar,
conmover, conturbar,
inquietar, perturbar, sobrecoger, turbar), lo mismo que toda Jerusalén. La misma palabra
“etarachthe” se encuentra en Jn 13,21 cuando Jesús se estremece y declara el
que uno de sus discípulos lo va a
entregar. A. T. Robertson nos dice sobre este pasaje lo siguiente:
·
Los familiarizados con la historia de Herodes el
Grande en Josefo pueden comprender muy bien el sentido de estas palabras. En su
cólera acerca de las rivalidades y celos en su familia hizo dar muerte a los
dos hijos que había tenido con Mariamne (Aristóbulo y Alejandro), a la misma
Mariamne, y a Antipater, otro hijo, y que había sido además su heredero, así
como al hermano y a la madre de Mariamne (Aristóbulo y Alejandra), y al abuelo
de Mariamne Juan Hircano. Había hecho testamento tras testamento, y ahora era
presa de una enfermedad fatal, y estaba encolerizado por la pregunta de los
magos. Mostró su perturbación, y toda la ciudad se turbó porque sabía demasiado
bien lo que podía hacer bajo los efectos de la ira por el estorbo de sus
planes. «El extranjero y usurpador temía a un rival, y el tirano se temía que
el rival tendría una gran bienvenida» (Bruce). Herodes era un aborrecido
idumeo.
El rey Herodes reunió a todos los “sumos sacerdotes” (ἀρχιερεῖς
gr. archiereis), y “letrados” (γραμματεῖς gr. grammateis) del pueblo, y les
pregunto en qué lugar debía nacer (γεννᾶται gr. gennatai) el Mesías. Los sumos
sacerdotes le respondieron con el texto
de Miqueas 5,1 al decirle en “Belén de Judá”. Herodes inmediatamente llama en
“secreto” (λάθρᾳ gr. latrai) a los magos y les preguntó el tiempo exacto de
aparición de la estrella. Lo hizo en secreto, personalmente, como era su
costumbre. Josefo cuenta que Herodes mismo, “frecuentemente disfrazado con
traje de hombre privado, en las noches, se mezclaba entre las turbas para
experimentar y saber por sí mismo lo que sentían de su reinado” (Josefo, Antiq.
XVII 1; 2,4; BI I 28,6). Cerciorado de este dato, le interesaba actuar con
astucia, temiendo pudiera ser un enredo político, tramado contra él desde
fuera.
El mismo Herodes envía a los magos a Belén (Lc
2,8), con el encargo de que averigüen
con “precisión” (ἀκριβῶς gr. akribos)
todo lo referente niño y les pide que al encontrarlo le avisen para él
también ir a adorarlo.
Los magos se pusieron en camino como se los había
encomendado Herodes, la estrella que
habían visto en el Oriente iba “delante” (προῆγεν gr. proegen del verbo
“proágo” que denota “conducir hacia
adelante, preceder, antes, ir delante, anterior, sacar, traer) de ellos, se “detuvo” (ἐστάθη gr. esthate del
verbo “ístemi” que significa asignar,
comparecer, confirmar, constar, decidir, detener, establecer, firme, hacer.
estar firme, levantar, llevar, parar, permanecer, perseverar, presentar,
presente, quedar, sostenerse) encima del lugar donde estaba el “niño” (παιδίον
gr. paidíon). Al ver la estrella se regocijaron de un “gozo” (χαρὰν gr. charan) muy grande en forma “excesiva” (σφόδρα
gr.sfódra).
Los magos entraron en la “casa” (οἰκίαν gr. oikían),
“vieron” (εἶδον gr. Eidon) al niño con María su madre, se “postraron” (πεσόντες
gr. pesóntes), le “adoraron” (προσεκύνησαν gr. prosekúnesan), abrieron luego
sus “tesoros” (θησαυροὺς gr. thesaurous), le ofrecieron “oro, incienso y mirra”
(χρυσὸν λίβανον σμύρναν gr. chruson-libanon-smúrnan). Los magos fueron “advertidos” (χρηματισθέντες
gr. chrematisthéntes. Advertencia divina) en “sueños” (ὄναρ gr. onar) para que
no volvieran a Herodes y se retiraron a su “país” (χώραν gr.chóran. También
denota heredad, campo, provincia, región, territorio, tierra. En Mt 8,28 ese
habla de “región”al endemoniado de Gadara que era una ciudad griega que
pertenecía a la Decápolis)
ACTUALIZACIÓN
La llegada del niño Jesús es alegría para todos,
primero para el pueblo judío y luego para los gentiles. Su mismo pueblo no lo acogió,
hoy también nosotros lo hemos echado fuera de nuestras vidas. El mundo sigue su
camino a un final que parece sin salida; violencia, muertes, corrupción,
depravación, contaminación etc. Y lo peor del caso es que se buscan salidas
donde no las hay. Si el ser humano no tiene a Jesús en su corazón entonces no
tendrá gozo y por tanto nos hemos convertido en personas llenas de cosas
triviales, no hemos entendido que “una sola cosa es necesaria”. San Juan
Crisóstomo nos advierte: “No imites a Herodes ni digas: para ir a adorarlo; y
una vez llegado a su presencia intentes darle muerte. A un tal hombre son
semejantes los que indignamente participan de los misterios. Quien lo hace así,
dice Pablo, es reo del cuerpo y sangre del Señor. Quienes así proceden, llevan
en su interior un tirano que odia el reino de Cristo; es a saber, la riqueza,
que es peor que Herodes. Porque tales hombres intentan reinar y envían por
delante a sus servidores que simulan adorar, pero adorando asesinan. Temamos no
sea que revistamos la apariencia de adoradores y suplicantes, pero en las obras
mostremos todo lo contrario. Si vamos a adorar, echemos de nuestras manos todo.
Si tenemos oro, arrojémoslo en las manos del niño y no lo ocultemos bajo
tierra. Si aquellos magos bárbaros ofrecieron, como un honor, sus dones ¿qué
puedes ser tú si no das de tus bienes al necesitado? Si ellos emprendieron tan
largo camino para ver al recién nacido ¿qué excusa tendrás tú que ni siquiera
cruzas una calle para visitar a un enfermo o encarcelado?”